Sentada en la cama, invadida por el silencio de mi habitación, analizo los pequeños detalles que día a día me rodean.
Las circunstancias en las que me encuentro… salud impecable, chica sana en todos los sentidos. Relación familiar digna, sin peleas, ni mentiras, solo recuerdos felices. Estudios, no puedo quejarme, me considero de las pocas personas que desde que entran en el colegio, no hacen más que cumplir su deber. No me salto ninguna de las reglas establecidas, ni tampoco me rindo sin antes intentarlo. Expediente limpio, sin partes, ni sucesos fuera de lo normal. Una chica corriente, todas las asignaturas aprobadas sin excepción alguna. Incluso, por qué no reconocer, mi afecto a todas aquellas personas que han permitido que mis esfuerzos, mereciesen la pena y hayan convertido a esa niñita morena, en la adolescente que hoy en día soy.
Solamente, me quedan dos datos por mencionar. Uno de ellos, es ese famoso sentimiento que nos atrapa y nos hace depender de otra persona. Efectivamente, me refiero al amor. En estos instantes, es de lo único que puedo lamentarme. Aún no he encontrado a mi amor verdadero, pero no me preocupa. Lógicamente, con quince años no lo voy a conocer, y si más tarde resulta que sí, fenomenal. Pero por ahora, disfruto tal y como me va. Me equivocaré muchas veces, y me caeré veintinueve veces también. Pero no habrá problema, porque de lo que sí que estoy segura es que, habrá una trigésima vez, en la que me vuelva a levantar.
Y por último la amistad. ¿Bonita palabra verdad? La primera vez que la escuché conscientemente, tendría unos… 3 años. En esa edad, no existían preocupaciones, todo eran satisfacciones. Pero al cabo de un tiempo, pensé… “¿Conseguiré yo esa gran amistad?”. Pensareis, “qué tontería, obviamente todo ser la tiene”. Pues están todos ustedes equivocados. “Amigos” es una simple palabra. La gran amistad, es una gran sensación y a su vez una difícil misión. Has de saber elegir bien. Desde pequeños nos han dicho “que la familia no se elige”, es cierto, “pero los amigos sí”. No haces más que nacer, y ya tienes que elegir con quien te vas a llevar bien o mal. Si en ese momento hubiésemos podido decir lo que pensábamos, seguro que más de uno diría, “pues se estaba mejor dentro de mamá”.
Es difícil, sí, pero al final, con los palos que te va dando la vida, descubres cuál es tu lugar y quiénes son esos amigos de los que tanto presume la gente. Y cuando convives diariamente con todas esas personas, que se hacen llamar amigos, un día de reflexión, te das cuenta de que hasta ellos, saben más de ti que tu propio yo. Es increíble. Te paras a pensar, y realmente descubres que es verdad. He de dar las gracias a mis fieles amigas, porque ellas son las que me dan esa sonrisa que necesito todos los días. Solo me queda responder a la pregunta que plantee hace unos años: “Sí Judith, en un futuro, lograrás tener esa gran amistad, así que por ahora solo preocúpate de si te gusta el bocata que ha preparado mamá para la merienda, porque para eso, aún te queda tiempo.”
me encantaaaaa
ResponderEliminarMuchas graciaas ;) Un beso guapa!
ResponderEliminarLos mejores amigos se van encontrando durante el camino... unos te acompañan durante un largo o un corto trayecto... lo importante es no caminar nunca solo.
ResponderEliminarTQM princesita
Y yo :)
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